lunes, 22 de septiembre de 2008

Fragancia En Mis Suelas

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Empezando a caminar como cualquier tipo enojado lo haría, bajo varias cortinas de lluvia, con cigarro en mano comencé a ambular por la calle. La calle media alumbrada, fallando en algunas cuadras, otorgando la posibilidad de un asalto o de ver a alguien marcando su territorio sobre un árbol. Me senté sobre una banqueta, recargándome en un poste, no soporto estar mojándome sólo la espalda, arraigado a la idea de quedarme ahí hasta no tener un pedazo seco de mí. Pero ni el agua era tan complaciente conmigo esta noche, y estaba yo, siendo víctima de una lluvia “moja pendejos”, sonreí cuando lo pensé así, pero no me sentía como un pendejo, mas bien como cualquiera que le gusta mojarse, ensuciarse un poco, llegar a la casa y quitarse todo aquello pesado, dejarlo colgado para que se estile y hacer otra cosa.

Se acabó mi cigarro y mi teléfono timbraba, se me había olvidado apagarlo y contesté, me invitaban a una fiesta hasta casa de la chingada, con unas mujeres con el mismo adjetivo para describirlas, dije que no cortésmente omitiendo que ya tenía plan para lo que faltaba de la noche, quedar todo remojado en la sartén de asfalto, que por cierto es más barato que el cemento. Me sentí ridículo estando ahí solo, vestido no como siempre, con camisa de fiesta verde militar con rayas grises y peinado, pero sobre todo ridículo porque estaba sin hacer algo, y prendí otro cigarro, sí otro.

Ni siquiera tenía la camisa mojada, cuando mi pierna tuvo sus primeros espasmos, me empezaba a dar frío, el espasmo corrió rápidamente y llegó al brazo izquierdo, hubo un escalofrío total, en todo el cuerpo, de esas veces que hasta parece que haces un gesto de caballo relinchando, seguido de un respirar más apresurado, soltando bocanadas de vapor o humo, no sé. Decidido a cumplir lo sentenciado, me acosté en el pasto, pensé en la posibilidad de que estuviera todo miado pero me dije: sigue siendo líquido, además existe la orinoterapia, hasta podría servir para algo; lo único malo fue que me encandilaba el gran foco que también alumbraba a la calle, que invariable y desdichadamente no se podía mover ni taparse los ojos. Se iban prolongando las ráfagas de ese aire frío que provocan, casi inmediatamente, un reflejo de cruzarse de brazos y periódicamente moverlos de arriba hacia abajo; yo seguía sin sentirme satisfecho, se acabó mi cigarro y puse la colilla junto a la otra, como siempre hago cuando fumo estático. Llegó el momento en que sentí pena por todos aquellos que no pasaban por allí, que no se mojaban, que no dejaban sus entrañadas vidas para respirar un poco, para hacerme saber que no era el único idiota con el mismo plan esta noche.

Me levanté, y un niño corrió al coche recién abierto que estaba a un lado mío, me fue indiferente, al igual que el señor que iba detrás, pero cuando atravesé ese lazo invisible, pasó alguien más enfrente de mí, indiferente de mí, alcancé a oler su perfume y no pude resistir voltear, encapuchada hasta los ojos, y recubierta de abrigos, era una mujer, que ni me importó tanto ni quise prestarle más atención, y seguí caminando, pero el aroma seguía estando presente, dulce y ligero, como impregnando en todas las gotas que cruzaban por la estela, esa suave esencia, tan sencilla, tan solemne, tan efímera, y que invitaba a pensar si el suelo donde reventaban esas suicidas e impregnadas ápices de agua, también olería igual. Charcos con un olor tierno, suave, a mujer y yo pisándolos. Llegué a casa, no escurriendo como hubiera querido, con el remordimiento de no haberme quedado más tiempo, pero tenía olvidada por completo la razón por la que, en vez de entrar a la casa cuando llegué en el coche, decidí ir a caminar.
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sábado, 28 de junio de 2008

The Coolest Coldest

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Cabizbajo. Desconfiado. Cansado y todo despierto. Ahora sí, ¿Por qué no? ¿Si en mis ceniceros ya no hay más que colillas?, sin espacio para otras. Si mi tablero de ajedrez apesta a ceniza. ¿Si tengo cáncer, y anemia de besos?, ¿Por que no? ¿Si lo único que respiro son suspiros? ¿A qué jugar, cuando de antemano tienes nada que perder?. Material y métodos: licor, directo a la yugular. ¿Prueba piloto?, estrictamente sin desviaciones a la ejecución. ¿Por qué no?, ¿si en mis pasos, dejo rastros de un corazón a medio quebrar?, ¿si no puedo entregar lo que queda de él?, ¿si tengo frío? ¿y temo por mi pecho, un congelamiento?. Confianza adquirida, confianza que nunca deja de sorprenderme en sus formas de arrepentirse. ¿Por qué no disfrutar de las gordas promesas y buenas intenciones?, ¿del discurso y de las lágrimas? ¿por qué no reír de eso?, ¿si no existe más entre nosotros?.

-Got to be cold!
They are people!
- They are not you
Compassion?
- They deicide
Wrong decision?
- It does´nt have to affect you
But if it touch you?
- Don´t let it be
Against the beattles?
- What?
Jaj, ok.
I got to be cold.

Platica que en una cuenta sería así, en inglés, porque así fué en borrador.
Platica que a falta de alguien con quien tenerla, la he tenido conmigo.

¿por qué no?


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domingo, 18 de mayo de 2008

En Matière Des Minutes...

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El cuarto oscuro, el refresco también, de cola. Como 4 pares de recámaras y ninguna con buena charla. Cocina limpia, no he comido aquí. Sin rastros en la casa de mí, sólo malhumorados aires que me salen y se van, como cualquier aire, como yo que sólo paso. Nadie en las escaleras, o en la sala, ni siquiera yo fumando en la asotea, ya no. Caigo rotundamente, y rodando llego a mis malos hábitos, enciendo el televisor con una sopa calentada y añado limón. Pierdo contra el ánimo de empezar el juego de hacer deberes. Peleo, el nombre de mi día. ¿Comunicarme con alguien? claro, a cada momento. ¿Música? no faltaría. En el estéreo a medio funcionar. En el computador desmantelado. En mi cabeza circulando aleatoriamente, sólo frases.
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Comienza el dolor de cuello y elevo la barbilla hasta poder contemplar el foco, ahorrador como todo buen cochinito. Leo un rato, y Leo según las estrellas. Risas en la calle, en la ventana, alguien se la pasa bien. Papeles en la cama, en la basura, bajo el colchón, todos para algo importante. Prenden rápido. ¿Cabizbajo? aún no. Sigo viendo la bombilla. Y doy a mi cuello un descanso al girarlo. Espero la llamada de una chica, con esa horrible y desidiosa esperanza con la que imagino mi cara de idiota al contestar. No llama. El fuego de las hojas sigue prendido. Dormir es una opción, la segunda es hacerlo afuera. Sólo yo y el asiento del auto. Sin chica, sin llamada ni llamaradas saliendo del coche, no todavía. Salir de la lúgubre casa y encender una luz, la de la calle, y tomar algo claro, aunque también de la coca.

Reír como los que pasaban sin corajes, como vapores a medio calentar. Tibios. En su propia olla de piel. Mejor reir de ellos y enojarse por sus adentros. Llenos de papa, como sacos, como bolsas que tendrán que abrir. Más aún, y menos triste que verlos y no llorar, es estar con ellos y estar feliz.
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miércoles, 2 de abril de 2008

Para Tu...

A ti que se te ha tornado difícil seguir mi hilo sin creer que he extraviado un tornillo o dos tuercas, y me disparas una mirada despreciable de incomprensión.
Tú que me obligas a pisar tu suelo y no permites volcar mis ideas en obsesiones ridículas, y haces de mis aviones, añicos.

A ti que te miro, y me retuerzo por besarte, que has hurtado mis pensamientos para hacerlos un nudo.
Tú, que reconfortas sin saberlo, que no aconsejas y ni haces el intento, que con sólo reír, cantas un alegre remedio.

Ternura como la del cachorro con moño, inunda los ojos que miran la silueta cuando te toco, y que ni una vez, tu ves. Permaneces cerrándolos, o mirando otro lado.

Que por ti, viendo al revés, es interminable la caída al abismo del cielo, a las nubes que apuestan a que no nos aventamos.
Que por tu aliento inflamado de felicidad, mis malhumorados humos sólo salen solos, y aunque mi necedad los vaya a extrañar, es necesario decir que todavía, y afortunadamente, no tanto.

Es también sensato explicar la ambivalencia de ésta diversión fatal, de la ayuda formidable que desgasta mi locura, y de tus brotes que destapan mi alegría.

Que me revuelco entre las sábanas y que entre ellas pierdo el sueño, que se constipa mi cabeza al imaginarte toda una reina, con otro bufón que fantasea un beso, tras detonar las risas del amor planeado.
Que avivas mis brasas con tus roces de agua, y que astutamente me haces creer que no me ves, que no me miras cuando te observo.

Que soslayar el desgaste emocional, o evitarlo, haría más gastado mi intento de no desperdiciar esta fuga de confesión.


Para Mí persona... (favorita)

jueves, 13 de marzo de 2008

Mon.Cercle.Hereux

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He decidido empezar otra vez. Dejar el mutismo escrito, la quemazón de hojas (que no eran ni un poco buenas incluso para arder), compartir mis muy idioteces plasmadas. Bueno no tanto. No todas. Para que no jodan. Otra vez. Para después cesar. Para antes de hacerlo, estar feliz. Para que el cesar, haga particular invitación al comenzar, de empezar a escribir después. A después tiempo, para ser amigos. El después y el estar feliz. Otra vez.
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viernes, 7 de marzo de 2008

Réquiem A Los Malos Días


Ayer, por primera vez dejé escapar de mis labios aquél conjunto de palabras que juntas destruyen ideales y que a demasiados es bastante común pronunciarlas… No podía con la incertidumbre y no aguantaba el silencio, me pesaban las bolsas, pero las cargaba con gusto. El calor era asfixiante, el mundo ardía sumergido en lluvias de sudor, yo seguía de mangas largas y las usaba a placer.

“Hoy no es mi día”, nunca se había manifestado así, habían sido en quejas e insultos, reproches y orgullos, pero jamás dando por hecho lo que ocurría, tenía un mal día, un mal día declarado. Nunca había tenido uno de esos, era nuevo, lo había visto antes en otros más pero jamás conmigo; entonces lo cuidé, lo alimenté con biberón de irritabilidad líquida, le di palmaditas con guante de espinas y lo cambié de cabeza. No quería que le pasara algo; inconsciente, seguía provocando que continuara.

Me refugié de aquella llovizna por un tiempo (unas cuantas horas), pero comenzó a granizar y me quedé un rato más, sin sombrilla, no sabía si algo cambiaría para bien. Entonces el silencio calló y los gritos fueron surgiendo, escasos y breves, uno atrás del otro, uno mío y otro de mi bramido. Se hicieron silenciosos. Un grito mudo y dos desesperados esperando ser escuchados.